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lunes, 30 de marzo de 2015

Los pantalones del Sr. Rajoy

El Gobierno del PP sigue sin respetar la Constitución. Incumple con la libertad de expresión y la libertad de prensa; para ello fuerza a las empresas de medios de comunicación a expulsar a aquellos profesionales que le son incómodos por adoptar una posición crítica con su política y sus mentiras, y las empresas tragan, aceptan su presión por razones económicas. Ahora ha sido Jesús Cintora, pero antes muchos otros han sufrido lo mismo. Ahí están Carlos E. Cué, Yolanda Álvarez como ejemplos más recientes. En el caso de Yolanda, corresponsal de TVE en Gaza, el Gobierno del PP se ha bajado los pantalones ante las presiones del Estado de Israel; igual que en otro caso distinto, en su día se los bajó ante el Gobierno de China y suprimió la Justicia Universal.

Dos cosas quedan muy claras:

1) El gobierno del PP gobierna bajo mandato de países extranjeros, y no por el mandato que le dieron sus votantes en las urnas. Ése error no debería repetirse.

2) El Sr. Rajoy se baja con gusto los pantalones en cuanto alguien se lo pide. Pero esto ya lo sabíamos.


Majadahonda, 30 de marzo de 2015

martes, 10 de marzo de 2015

Yo quiero un país...

Este artículo surge en mi mente y en mi corazón, al confirmar una noticia: Carlos E. Cué, pronto se irá a Buenos Aires como corresponsal de El País.

Uno de los mejores periodistas reporteros de España, especializado en temas de actualidad relacionados con el PP, tiene que abandonar su actual puesto por una decisión de la dirección de El País impuesta por el gobierno del PP, que no quiere que Carlos Elordi Cué siga haciendo preguntas incómodas a sus portavoces.

La libertad de prensa es uno de los pilares de la democracia.

Así la entiende el PP, así se vende al poder político vigente un periódico de tirada nacional y que ha tenido prestigio internacional, una publicación que hasta no hace mucho era un referente de ciudadanos de centro, progresistas e independientes.

No es un ejemplo único; hay más. De hecho hoy día todos los medios de comunicación soportan las presiones del gobierno del PP. Todos por un mismo motivo, su mala situación económica y el miedo a perder la publicidad institucional.

Pero es un ejemplo paradigmático de cómo la crisis económica de un medio de comunicación, lo pone al pie de los caballos de un gobierno que no sabe gobernar en democracia, por eso el PP necesita las mayorías absolutas.

Cuando el PP argumenta que es necesaria una estabilidad política para transmitir confianza a los agentes económicos y financieros para salir de la crisis, lo que quiere decir es "o yo o esto se va a la mierda, porque yo no voy a colaborar con nadie".

Y "yo" significa "gobiernos de mayoría absoluta", en términos de ciencia política: Gobierno de Partido Único Dominante. Porque el PP no puede -porque no sabe- gobernar en minoría, es incapaz de llegar a acuerdos, quiere todo el poder para él. Solo puede gobernar desde el poder absoluto, y eso no es democracia.

Es más de lo mismo. Históricamente la derecha española se ha considerado la única opción política legitimada para ejercer el poder, mediante la imposición de la máxima de "ley y orden".

El PP, y lo que representa, no es consciente de los cambios que el paso del tiempo ha traído a la sociedad. De hecho no reconoce, porque no tiene capacidad o interés en hacerlo, que la sociedad española ha cambiado profundamente, que el tiempo del posfranquismo, surgido de la transición, ha terminado, que los anhelos y exigencias legítimas de la sociedad española de hoy no son las de 1978.

Una de mis mayores preocupaciones, es que con un PP como el actual, enrocado en sus posiciones fundamentalistas, no será posible abordar a corto o medio plazo, los cambios que son necesarios en nuestro país, en su sistema político e institucional.

¿Es esto lo que queremos para el futuro inmediato?

Yo no, desde luego.

Yo quiero un país basado en el humanismo secular, entendido como integración de los valores humanos bajo una ética que rechaza los dogmas de todo tipo; que busca, mediante la discusión racional, la experiencia, y la responsabilidad individual, mejorar el bienestar humano. Un humanismo que en su aspecto social busca la libertad, igualdad, solidaridad y pericia en la gestión de la comunidad.

Yo quiero un país que adopte como forma de estado la república y la democracia como forma de gobierno; y que haga propios los principios recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Por eso:
»Yo quiero una reforma de la Constitución Española de 1978, que fue pactada en unos tiempos y circunstancias que nada tienen que ver con las actuales, por lo que no se ajusta a la sociedad de hoy ni a sus necesidades, circunstancias y aspiraciones.
»Yo quiero un país cuya forma de estado sea la república.
»Yo quiero un país de democracia real y plena.
»Yo quiero un país que respete los derechos humanos.
»Yo quiero un país que viva en paz y armonía con el resto de países del mundo.
»Yo quiero un país que colabore activamente en la ayuda al desarrollo de aquellos pueblos del mundo que lo necesiten.
»Yo quiero un país en el que los ciudadanos sepan defender su dignidad mediante el ejercicio de sus derechos y obligaciones; y, asimismo manteniéndose vigilantes del cumplimiento de las obligaciones de  las instituciones.
»Yo quiero un país en el que la división de poderes sea una realidad contrastable.
»Yo quiero un país de libertades y en el que la justicia sea independiente, universal y gratuita para aquellos que carecen de recursos económicos.
»Yo quiero un país en el que la libertad de expresión, individual, colectiva y de los medios de comunicación, no dependa más que de la aplicación del Código Penal, y no de la voluntad de un gobierno.
»Yo quiero una sociedad en la que la igualdad entre hombres y mujeres sea real en todos sus aspectos.
»Yo quiero un país en el que la mujer sea única dueña de sus decisiones  en lo que respecta a la contracepción, con especial referencia al aborto.
»Yo quiero un país en el que la laicidad esté consagrada por la Constitución, y garantizada por los tribunales.
»Yo quiero un país en el que los servicios esenciales de sanidad y educación sean universales, gratuitos  y públicos.
»Yo quiero un país que ame y cuide de sus niños, evitando el riesgo de la pobreza infantil.
»Yo quiero un país que no abandone a sus ancianos, referencia necesaria del pasado inmediato.
»Yo quiero un país que no abandone a los discapacitados ni a sus cuidadores.
»Yo quiero un país en el que la memoria histórica no sea el relato de unos, sino de todos.
»Yo quiero un país con un gobierno del pueblo y para el pueblo, con valentía y capacidad para hacer frente al poder financiero global, porque ése gobierno contará con el apoyo del pueblo.
»Yo quiero un país en el que la dación en pago liquide la deuda hipotecaria, en el que no se produzcan desahucios de familias con hijos menores a su cargo, ni de ancianos en la pobreza; en el que exista, por ley, una moratoria invernal para todo tipo de desahucios y se elimine la pobreza energética.
»Yo quiero un país en el exista una ley de "segunda oportunidad", sin requisitos que imposibiliten a los individuos o familias afectadas a recurrir a ella.
»Yo quiero un país en el que la igualdad de oportunidades sea real.
»Yo quiero un país en el que la fiscalidad sea más progresiva y los ricos y las empresas no tengan facilidad para defraudar; en el que ricos y empresas cumplan con el papel social que les es legítimamente exigible.
»Yo quiero un país en el que la lucha contra el fraude fiscal no se limite a perseguir al pequeño defraudador, sino a las grandes empresas y grandes fortunas, y que excluya la amnistía fiscal como un instrumento de recaudación.
»Yo quiero un país sin corrupción, para lo que es preciso una intervención previa de los gastos públicos, un control estricto de la contratación pública, un Tribunal de Cuentas ágil y, sobretodo, la implementación de una cultura cívica, desde la escuela, que rechace ésas prácticas que tanto daño hacen a la sociedad.
»Yo quiero un país en el que el conocimiento y el mérito contrastados sean las razones para ocupar puestos de responsabilidad pública.
»Yo quiero un país en el que sea exigible, por delante de toda consideración, la honorabilidad de los representantes del pueblo, cargos públicos y otros servidores públicos.
»Yo quiero un país en el que la transparencia de las instituciones y sus miembros sea total, y fácilmente accesible.
»Yo quiero un país en el que se alcance un pacto de estado sobre la educación.
»Yo quiero un país en el que se fomente el conocimiento humanístico
»Yo quiero un país que base su desarrollo en el conocimiento científico, tecnológico y en la innovación.
»Yo quiero un país en el que se cuide y fomente la cultura.
»Yo quiero un país en el que se respete el medioambiente y se apueste por las energías renovables.
»Yo quiero un país...

Yo quiero que España salga del pasado y se integre en el presente, que sea un país homologable con los de su entorno en todos los aspectos, con una mirada al futuro en la que quepa la esperanza y la dignidad de su pueblo.

Por eso, en este año electoral, cuando analizo las decisiones del gobierno, de su partido, así como las de las demás fuerzas políticas, me repito a mi mismo, y repito a mis amigos de twitter, esta pregunta que ahora os propongo:

¡Examina, piensa y elige, tú o ellos!


Majadahonda, 10 de marzo de 2015

sábado, 7 de marzo de 2015

Un día necesario: El Día Internacional de la Mujer

A propósito del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, también llamado Día Internacional de la Mujer.

Este día conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.


Es un día que no debería existir, pero existe porque en la Historia, y aún hoy, hay una brecha de género entre las mujeres y los hombres que lejos de cerrarse se amplía cada vez más. Esto ocurre en todos los aspectos de la vida, siendo el más evidente y trágico el de la violencia machista. Pero también ocurre en los salarios, en la escasa presencia de la mujer en órganos de decisión, en altos cargos de la carrera judicial, en órganos de poder, incluso en el hogar.

Es uno de esos días que no deberían existir, porque parece que todo lo relativo al sujeto de la conmemoración se centra en ése día, cuando es una categoría en la que debemos estar pensando todos los días, y luchando por ella.

Pero es un día necesario, por su carácter reivindicativo, por ser una llamada a todos -personas, gobiernos, instituciones, empresas, corporaciones- para recordarnos de que la sociedad tiene un débito por cumplir.

Por eso es necesario.


Majadahonda, 7 de marzo de 2015