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miércoles, 22 de octubre de 2014

La Historia se repite: "Regeneración Democrática"


«Regeneración. ¿Cuántas veces a lo largo de nuestra Historia se habrá invocado esta palabra? Tantas como fracasos para llevarla acabo».





Hoy nos convocan a los españoles a participar en la "Regeneración Democrática" del país, conscientes de que aquellos que lo hacen son los mismos que han provocado la degeneración de la calidad democrática del país. ¿Los seguiremos?

La expresión empezó a utilizarse en los entornos políticos y los medios de comunicación desde finales de 2010. La transición emprendida en 1976 había agotado sus posibilidades y era precisa una reforma a fondo del estado que sirviera para afrontar los retos político-sociales que España tiene en los comienzos del siglo XXI.
Que las estructuras institucionales de este país se han quedado obsoletas para sostener el edificio de la Democracia española es algo evidente.
Que además de su obsolescencia adolecen del uso partidista que han hecho de ellas las dos fuerzas políticas que, a parte de UCD, han tenido responsabilidades de gobierno -PSOE y PP-, también es evidente. 
Que es urgente una refundación del Estado, sea por la vía de una nueva Constitución, o de una reforma a fondo de la actual, también es evidente.

Pero esta situación no ha surgido de la noche a la mañana. Era cosa sabida que una mayoría significativa de los españoles manifestaban su malestar por la decadencia de la calidad democrática en España. En 1994, con el último gobierno de Felipe González y con el país inmerso en una grave crisis económica -el paro en tasas del 24%-, el CIS publicó una encuesta en la que el 53,9% de los españoles se manifestaban "sentirse poco o nada satisfechos con la forma en que funciona la democracia en España". A finales de noviembre de 1993, había en España 3.545.950 parados, una caída inusitada de los beneficios y de la inversión de las empresas, un volumen de deuda pública cercano a los 30 billones de pesetas, un 68% del PIB, y un déficit del conjunto de las Administraciones Públicas superior al 7% del Producto Interior Bruto (PIB).

Hacia finales del 2012 una encuesta del CIS indicaba que por primera vez más de dos tercios de los ciudadanos (el 67,5%) volvían a "sentirse poco o nada satisfechos con la forma en que funciona la democracia en España".

¡Dos tercios de los españoles estaban insatisfechos del funcionamiento de la Democracia española!  

Las dos encuestas tienen elementos comunes. Ambas fueron realizadas en momentos de crisis económica y con el partido de gobierno afectado por casos de corrupción. Sin embargo en la primera de las dos situaciones España dejó atrás la recesión en 1994 con un crecimiento del 2,4% del PIB ése año, que continuaría con una cifra del 2,8% en 1995. En estos dos años se crearon 400.000 puestos de trabajo y el desempleo bajó hasta el 22%.

Hoy, las previsión de crecimiento son del 1,6% para este año y del 1,8% para el próximo y la tasa de desempleo puede ser del 25% al final de año, con una tasa de cobertura del 60%. En casi dos millones de familias ninguno de sus miembros tiene trabajo. Muchos hogares tratan de sobrevivir con una renta de reinserción de 426 € mensuales. Mientras tanto prosiguen los desahucios y los sueldos de los altos directivos de empresas suben descaradamente. 

Además la precariedad laboral es muy alta y los empleos temporales o por obra son los que predominan con mucha diferencia, con el consiguiente perjuicio para las arcas de la Seguridad Social. Hoy día tener trabajo no significa no ser pobre ni tampoco asegura una jubilación digna. 

Por si no fuera poco, al terminar este año la deuda pública alcanzará, quizá lo supere, el 99% del PIB, lo que augura unas décadas de pago de intereses y del principal que se detraerá de otros gastos e inversiones públicas. Todo esto se va a traducir en largos años de estancamiento de nuestra economía y desarrollo de nuestro país. 

Por otra parte, los casos de corrupción pública conocidos en el periodo 1990-1996 -aunque importantes por su naturaleza y personas implicadas-,  eran menores en número y montante económico al actual. Tampoco el partido gobernante estaba tan implicado ni afectaban a la familia real. Asimismo ni la desigualdad social ni el riesgo de pobreza son comparables.

Tampoco el grado de desafección política. Hasta 1996 solo UCD y PSOE habían gobernado, el último durante 14 años consecutivos. Para al menos una parte de los españoles quedaba la esperanza de que un gobierno del PP -refundación de AP- con un vigoroso y enérgico José María Aznar pusiera el país en orden.

No voy a repetir lo que todos conocemos de las dos legislaturas en las que por primera vez, tras la Constitución de 1978, el gobierno de España estuvo en las manos de un partido cuya ideología es una combinación de Conservadurismo, Democracia Cristiana, Liberalismo económico, Monarquismo, Nacionalismo español y una parte de  Extrema derecha; sin olvidar su declarada confesionalidad católica.

A las dos legislaturas del PP le siguió  un periodo, también de dos legislaturas, de gobierno del PSOE, con el Sr. Zapatero como presidente, hoy entramos en el último año de una nueva legislatura con el gobierno del PP al mando del Sr. Mariano Rajoy.

Otra vez desisto, por economía de esfuerzos y mi propia salud mental, a hacer un balance de los resultados del gobierno en los últimos tres años. 

El caso es que en su primer discurso del Estado de la Nación, en febrero de 2013 sucedió lo siguiente, tal como lo narró la periodista Yolanda González [InfoLibre 04/07/2014]
«En plena ebullición del 'caso Bárcenas', el Gobierno anunció un paquete de medidas contra la corrupción, dentro de un proyecto más amplio de medidas que denominó de "Regeneración Democrática". Desde entonces son diez las ocasiones en las que el Sr. Rajoy se ha referido a dicho paquete de medidas como encaminadas a acercar la política a los ciudadanos y a velar por el buen funcionamiento de las instituciones. En nueve de estas diez ocasiones, las iniciativas anunciadas han sido siempre las mismas. Fue en la décima cuando incorporó el tema de los aforados y el de la posibilidad de cambiar la forma de elegir a los responsables municipales». 

«A día de hoy, ninguna de estas medidas es una realidad. Están depositadas, ya en forma de varios proyectos de ley, en el registro del Congreso de los Diputados. Y tienen ampliado su plazo de enmiendas hasta el 2 de septiembre de 2014. El Gobierno, y el Grupo Parlamentario Popular, decidieron el pasado marzo dar un parón a la tramitación parlamentaria a fin de lograr que el resto de formaciones políticas se sumaran a las medidas. Una cuestión que, a día de hoy se antoja complicada. La opinión en el resto de partidos es casi unánime: creen que se les pide que firmen un cheque en blanco cuando los textos están ya en la cámara baja y que no se les ha tenido en cuenta en el resto del proceso».

La situación es muy preocupante y de difícil solución, pues una transformación del Estado como la que necesita España requiere un acuerdo entre las fuerzas políticas que no se percibe en el corto plazo. Y el problema se hace cada vez más acuciante. 

Lo que suscita mi interés, y es lo que me mueve a escribir este artículo, es analizar: 1) el porqué los partidos políticos, en particular PSOE y PP, no han abordado antes ésta situación, habiendo elementos de juicio objetivos para ello. 2) a continuación establecer cuáles han sido las causas objetivas para su puesta en marcha. 3) finalmente valorar porqué es un partido como el PP el que se pone al frente de tan importante transformación y si es el adecuado para liderarla e incluso llevarla a cabo. 

1) Respecto de la primera cuestión; el PP ganó las elecciones de 1996 con una mayoría relativa que le permitió formar gobierno, pero le obligó a pactos con los partidos nacionalistas. Es decir, no pudo llevar a cabo plenamente su propuesta electoral; no pudo poner en marcha su ideario. Por otra parte, el PSOE, aunque no salió muy mal parado de las elecciones -141 diputados frente a 156 que consiguió el Partido Popular-, muy pronto entró en una dinámica de inestabilidad como consecuencia de pasar a la oposición tras 14 años consecutivos gobernando y de la dimisión de Felipe González, su Secretario General desde 1974 a1997, salvo un corto periodo de cuatro meses en 1979.

En el año 2000 los resultados electorales arrojaron una victoria por mayoría absoluta del PP en las dos cámaras -con 183 escaños en el Congreso-, mientras que el PSOE solo obtuvo 125. La participación disminuyó un 11,2% respecto a 1996.

Los datos macroeconómicos de 1999 y 2000 arrojaron aumentos del PIB del 4,7% y 5% respectivamente en términos de tasa interanual. El desempleo en 1999 estaba entorno al 16% de la población activa y al final de la última legislatura del Sr. Aznar rondaba el 9%. Este parámetro alcanzó un mínimo histórico los años 2006 y 2007, ya con el Sr. Zapatero como presidente del gobierno, en los que se situó en el 7%. Esta evolución corresponde a los años de expansión de la burbuja inmobiliaria -cuyo comienzo podemos situar en el periodo 1985-1990- personas que se ve propiciada por la decisión del gobierno del Sr. Aznar de liberalizar el suelo para ese fin -Ley 6/1998, conocida como “Ley de Liberalización del Suelo“-, y la cortedad de vista del gobierno del Sr. Zapatero que no supo o no quiso ver que ésa forma productiva terminarían por explotar, como así fue finalmente.

En definitiva fueron años de fuerte expansión económica y derroche sin cuento, tanto por las administraciones públicas como por los particulares. Y si la economía crece y una gran parte de los ciudadanos participan en los beneficios, los problemas políticos pasan a un segundo plano; aunque no para todos. 

En ésas idílicas condiciones ¿qué político pondría sobre la mesa el debate sobre la necesidad de una regeneración democrática del país? ¿Ninguno?

Mi respuesta es que uno que tuviera sentido de Estado y no contara con una oposición cerril, demagógica y de corto alcance, como la que hizo el PP en las dos legislaturas del Sr. Zapatero. Con ello no quiero decir que el expresidente socialista tuviera el marchamo de gran estadista preciso para la tarea, lo que hago es dar testimonio de que en todas las ocasiones en las que el PP ha estado en la oposición, nunca, repito, nunca se ha mostrado a la altura de la grandeza política que es exigible al primer gran partido de la oposición. De hecho el PP ha demostrado que solo es capaz de gobernar con mayoría absoluta. No sabe o no quiere pactar con otros sino es imponiendo radicalmente sus ideas.

2) La segunda cuestión: Las causas.

Como ya he dicho, la causa inmediata fue la situación provocada por la salida a la luz del "Caso de los papeles de Bárcenas" -y seguramente la multitud de casos de corrupción que afectaban al PP- lo que llevó al Sr. Rajoy a comunicar al Parlamento su decisión de abordar una Regeneración Democrática en febrero de 2013. Pero nada real surgió tras la propuesta como ya hemos visto. 

Ante el evolución  del caso Gürtel y la aparición en la escena del extesorero y exsenador del PP, Sr. Bárcenas, que aporta datos del cobro de dinero "negro" por los máximos responsables del PP y de la existencia de una doble contabilidad en la sede principal de ese partido, fruto de donaciones no declaradas, por parte de diversas empresas, fundamentalmente grandes constructoras, a cambio de concesiones de obras -lo que de probarse constituiría un delito de financiación ilícita del partido, amén de otros de prevaricació, tráfico de influencias, etc.-, el Sr. Rajoy en lugar de afrontar cara a cara el problema, propone su programa de "Regeneración Democrática" que impida la corrupción y aumente la transparencia de las instituciones públicas. Pero no va más allá. No habla de reformar la Constitución, ni el modelo territorial del Estado, ni mucho menos la forma de estado.

Aparentemente de todo ello se va a encargar el PP. Si consigue apoyos bien, y si no, lo hará en solitario.
¡Qué cortedad de miras!
¡Qué forma de entender y practicar la Democracia!


Después de la propuesta del Sr. Rajoy, la situación de crisis institucional en España no ha hecho sino agravarse cada vez más.

Así, a finales de 2013 los partidos catalanes que apoyan la convocatoria de una consulta al pueblo catalán sobre la independencia de España, anunciaron, sin que nadie lo viera venir, la fecha de la consulta y las preguntas que se iban a realizar a los ciudadanos catalanes. Fue una gran sorpresa.

El llamado por los medios de comunicación y algunos políticos  "desafío soberanista catalán", es sin duda alguna el mayor problema que tiene el Estado en estos momentos, por encima de la crisis económica e institucional. 

Que se sepa, no hay un diálogo constructivo entre las partes. Ambas se enrocan en sus posiciones. El gobierno del Sr. Rajoy lo hace negando la legalidad del proyecto, y las fuerzas políticas catalanas en el derecho de Catalunya a decidir su futuro y su estatus político en una Europa federal.

El día 11 de septiembre se celebró la Diada de Catalunya. En esta ocasión, por tercer año consecutivo, más de  un millón y medio de catalanes salieron a la calle en manifestación reclamando su derecho a decidir.

Está claro que no se ha querido hacer uso de la política, por ambas partes para tratar de buscar una solución al problema. El llamado en otros tiempos "problema catalán" tiene hondas raíces en la Historia de España y los políticos nunca han sido capaces de darle una solución que no pasara por el empleo de la fuerza. El próximo 9 de noviembre es una fecha clave en el devenir inmediato de la nación española. Personalmente tengo la impresión de que una gran parte de la ciudadanía no tiene plena conciencia de ello.

Otros varios acontecimientos, muchos de los cuales han tenido lugar en este año, se suman a la serie de hechos que agravan la situación del país y ponen en evidencia el sistema en el que se ha basado la vida política y social de este país, reflejando la pérdida de valores y la incapacidad o inactividad del Estado para hacerlos frente, cuando no su connivencia e implicación en algunos de ellos. 
En este año 2014, tienen lugar, hasta la fecha, los siguientes hechos relevantes, que unidos a los ya mencionados, son los responsables de que se intensifiquen los movimientos hacia la imprescindible Regeneración Democrática del Estado. 

1,- En enero el juez instructor cierra la fase de instrucción del "Caso Nóos", entre los imputados se encuentra Cristina de Borbón y Grecia, Infanta de España, hija del Rey de España Juan Carlos I, imputada por blanqueo y delito fiscal en enero de 2014. 

2.- El 25 de mayo tienen lugar las elecciones para el Parlamento Europeo, y de repente todo cambia en el panorama político. PP y PSOE no obtienen los resultados que esperaban. Sumados no alcanzan el 50% de los votos. Surge una nueva formación política, Podemos, que en tan solo cuatro meses y con la financiación de sus seguidores se transforma en la cuarta  fuerza política -por detrás de Izquierda Plural y por delante de UPyD-, al lograr  algo más de un millón doscientos mil votos. PP y PSOE han perdido cada uno alrededor de dos millones de votos. La abstención fue del 56%. Se estima que los votos obtenidos por Podemos proceden de PSOE, Izquierda Plural y de ciudadanos indignados por la situación político-social. 

3.- Pocos días después, el 8 de junio junio se produce, por sorpresa, la noticia de la abdicación de D. Juan Carlos I. El Príncipe Felipe accede al trono el día 19 con el nombre de D. Felipe VI. Por la vía rápida y de forma que el propio Presidente del Congreso, Sr. Posadas -del PP-, calificó como "chapuza" se blinda judicialmente a D. Juan Carlos mediante un aforamiento "ad nominen".

4.- El PSOE, que ha experimentado un duro golpe en las elecciones y que viene soportando un debate interno sobre su futuro, afronta la renovación en la Secretaría General del partido, que culmina el 26 de julio  con un Congreso Extraordinario en el que se elige a D. Pedro Sánchez Castejón como nuevo Secretario General. La elección tiene lugar tras la celebración de unas elecciones primarias con la participación de todos sus militantes en las que el peso y maniobras del aparato del partido se hace notar. No obstante, se debe destacar que es el primer caso de una elección por este procedimiento en la historia de los partidos políticos españoles. 

5.- Caída de un mito catalán: El 25 de julio se produce el comunicado del Sr. Jordi Pujol en el que pide perdón por la evasión fiscal de varios millones de euros durante 34 años. Sus hijos y esposa ya estaban siendo objeto de investigación por casos semejantes. Parece haber pruebas de corrupción pública en este proceso, así como probable financiación ilegal de Convergencia de Catalunya, el partido político fundado por el Sr. Pujol. 

6.- El President Mas continúa con su hoja de ruta hacia la consulta por la independencia de Catalunya del Estado español.

7.- La irrupción de Podemos altera el espectro político español e induce a otras formaciones ciudadanas, que se constituyen en partidos políticos, a prepararse para las elecciones locales y generales que se celebrarán en 2015.
Con respecto a la sorpresa y temor con la que los partidos políticos y parte de la sociedad han recibido a Podemos -a la que están siguiendo contínuos ataques y descalificaciones-, creo oportuno traer aquí lo dicho por el Sr. Thomas Bernd Stehling, director para España y Portugal de la Fundación Konrad Adenauer, al afirmar que «la verdadera sorpresa no es el éxito de Podemos, sino el hecho de que haya sido necesario tanto tiempo para que un partido alternativo haya aprovechado la desilusión y la frustración con el fracaso de los dos grandes partidos tradicionales a la hora de dar respuestas a los problemas de una generación perdida».

La posición de Podemos en el espectro político ha sido expresada por diferentes políticos y medios de prensa, nacional e internacional, de diferentes formas, desde un "populismo Chavista" a un partido de «izquierda» con una base política de extrema izquierda similar a la de Syriza en Grecia.

Personalmente me siento más cerca de la opinión del ensayista y escritor Jordi Gracia García, expresada en el diario El País; en palabras suyas, afirma que: «[Podemos] ha contrastado "demandas maximalistas (de muy fantasioso cumplimiento)" con "exigencias compartidas ampliamente por la ciudadanía [como] la restitución del decoro ético y social del Estado a través de un paquete de reformas legislativas, constitucionales, que reprima los desmanes y omisiones de partidos e instituciones y fuerce un cambio en el funcionamiento ordinario del poder político" y ha achacado su éxito al "descrédito que la izquierda política ha conquistado entre una clase media que no ha quemado un contenedor en su vida, que no tiene edad para saltar vallas, que no lleva sudaderas con capucha pero que cada vez se siente más impotente y más cargada de razones"».

Estas son para mí las causas que han llevado a requerir con urgencia la necesidad de una Regeneración Democrática del Estado, y hacer que ésa sea la expresión de moda en todos los ámbitos políticos, sociales y medios de comunicación.


3) Entramos en la tercera de las cuestiones planteadas: La posibilidad de que el PP lidere el proceso regeneracionista.

Ha sido el PP el partido que se ha puesto al frente del movimiento regenerador, aunque otras fuerzas políticas como UPyD, y diversas organizaciones, politólogos y, a título personal, algunos políticos, ya habían alzado la voz sobre la necesidad de abrir el debate sobre la necesidad de renovación de los modos políticos y de algunas instituciones del Estado. 

El momento y forma en que lo hace el PP, y más aún el devenir de la propuesta en los 19 meses transcurridos desde su formulación, me llevan a pensar que se trató más de una medida de distracción para alejar sus problemas de corrupción del centro de atención pública, que de un propósito verdadero.

En una publicación del PP titulada "Regeneración Democrática" se establecen los siguientes pilares de la misma, según su criterio. 
1.- Transparencia.
2.- Ley del alto cargo.
3.- Control económico financiero de los partidos políticos.
4.- Medidas penales y procesales de lucha contra la corrupción.

En principio, no tengo nada que objetar a estos principios básicos. Ahora bien, otras fuerzas políticas pueden discrepar y deben participar en el debate. Pero no ha sido así. El gobierno ha presentado en el Congreso una serie de propuestas que no han llegado a debatirse. ¿Por qué? Porque el resto de partidos creen que lo que quiere el PP es un cheque en blanco para hacer sus propias reformas, gracias a su mayoría absoluta y el apoyo de algunos partidos marginales.

Esta soledad del PP es fruto de la política de rodillo y el recurso exagerado al uso de la figura del Real Decreto Ley, que ha aplicado el PP en las legislaturas en las que ha contado con la mayoría absoluta en el Congreso y el Senado. Como ya he dicho el PP es un partido cuyos dirigentes son poco o nada dados a pactar. Tanto en la oposición como en el gobierno. Lo que en esencia es anti-política. 

Un proyecto serio de Regeneración Democrática no puede llevarlo acabo un único partido en un sistema político de Democracia Participativa Pluripartidista. Aunque en la práctica España se rige desde las elecciones de 2011 por un sistema de Partido Único Dominante. 

Además las condiciones políticas han cambiado tras las elecciones europeas de mayo. Ahora hay un movimiento que va a reconfigurar el panel de fuerzas políticas que optan a tener representación en las instituciones públicas.

El PP tomó la iniciativa de la manera en que la tomó, enfrentado a sus problemas de corrupción no fue más que "una huida hacia adelante". El PSOE estaba lamiéndose las heridas y mirándose el ombligo. No había nadie más con la suficiente representación política capacitado para tomar la iniciativa en un escenario de mayoría absoluta del PP.

Un proyecto de tal envergadura no tiene posibilidades de ser llevado a la realidad, a lo concreto, a plasmarse en leyes de calado y con propósito de duración, sino se afronta entre todas las fuerzas políticas, como ocurrió durante la Transición Política. Lo contrario es abocar al proyecto al fracaso y generar una desilusión el la ciudadanía cuyas consecuencias serían graves para el futuro de la nación.

La situación actual de España me recuerda mucho -teniendo en cuenta las lógicas diferencias que impone el tiempo- al periodo histórico de la Reinstauración borbónica que comenzó a finales de 1874 y terminó el 14 de abril de 1931. Os recomiendo que lo repaseis.

¿Será capaz el Sr. Rajoy, con su partido, de liderar un consenso con las diferentes fuerzas políticas, que finalice en la renovación del Estado que necesita España, con un horizonte de futuro de al menos 30 años? Las pruebas dadas por el PP dicen que no. Sí lo logra sería la primera vez que un partido de la derecha española lo hace. Pero creo que no, que el Sr. Rajoy no tiene la visión de estado ni la habilidad política necesarias para ello. Tampoco su partido la tiene, carece de credibilidad y arrastra muchos y pesados lastres. Entre ellos la existencia en sus filas de personas que añoran los tiempos más rancios del nacional-catolicismo. La derechona española siempre ha concebido como un derecho propio y natural, incluso un deber divino el gobernar España.  

Tampoco veo en los dirigentes del resto de los partidos el carácter, la valentía y la capacidad necesarias para ello. Por otra parte, la crisis económica, todavía no resuelta ni consolidada, con tantas víctimas a sus espaldas favorece la acción. Pero peor era la situación en 1976 y el tránsito de la dictadura a la democracia fue posible gracias a que todos, políticos y ciudadanos, teníamos un objetivo claro: ¡Había que ganar la democracia para España y los españoles!

¿El resultado fue imperfecto? Sí, como el paso del tiempo se ha encargado de demostrar. Pero los que vivimos y luchamos por aquellos momentos mágicos damos el testimonio de que la España de hoy no tiene nada que ver con la de entonces. Mereció la pena el esfuerzo de todos. 

No aprecio hoy que ése objetivo concite la misma unanimidad hoy, aunque hay que tener en cuenta que las elecciones del próximo año pueden estar condicionando la posición de los partidos políticos, y quizá halla que esperar hasta después de su desenlace. Si es así esperaremos, 14 meses no son nada en la escala histórica. Además, con toda probabilidad las fuerzas políticas que obtengan el mandato de los ciudadanos dibujarán un mapa muy distinto al actual, y la situación de Catalunya se habrá aclarado de alguna forma, o eso deseo. Si todo esto se cumple, quizá sea el momento adecuado para afrontar la reforma a fondo del Estado. Pero ni un solo minuto después, la urgencia es acuciante. 

España y los españoles hemos perdido el tren de la Historia en muchas ocasiones, por ejemplo todo el siglo XVIII, el XIX y tres cuartos del XX. Siempre por los intereses y/o incapacidad de nuestros dirigentes y la alianza del poder con la Iglesia Católica. Pero también por la incultura de todos los españoles, del primero al último. Una incultura cuyos beneficiarios eran precisamente los que debían haber procurado los medios para sacar el sencillo pueblo español de la ignorancia. Pero eso nunca les convino y el pueblo español todavía muestra su carencia. 

Sin embargo, algo ha mejorado, un más alto nivel de vida y la seguridad proporcionada durante unos años por el llamado "estado del bienestar" -pura justicia social que hoy el PP trata de destruir- han servido para que una parte significativa de los españoles posean una mayor conciencia cívica. Con ésa base la imprescindible Regeneración del Estado puede contar con una fuerza participativa mucho mayor que la existente en los años de la transición de la dictadura a la democracia.

No podemos ni debemos dejar pasar otra oportunidad histórica, que lo consigamos o no marcará el futuro del país.

De todos, absolutamente de todos, depende que lo logremos o no.

NOTA FINAL:

Acompaña a este artículo otro que constituye un ANEXO configurado con algunos datos extraídos de los Barómetros del CIS. Recomiendo su lectura para poner en contexto lo relatado con la apreciación de los españoles respecto a los que consideraron como principales problemas de España en los años 2000, 2004, 2007, 2011, 2012, 2013 y lo que llevamos de 2014.


Majadahonda, 15 de septiembre de 2014. 

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